La UNAJ sigue creciendo, tal como lo soñamos el día que la pusimos en marcha

Hace unas décadas atrás, en medio de un contexto también complejo en lo económico y social para los argentinos y argentinas, soñaba con retomar las históricas banderas de la educación pública que nos legó Perón: que las universidades del país se llenen de hijos e hijas de familias obreras, para que hagan realidad sus mejores sueños, con formación de calidad y proyectos a futuro.

¡Pero teníamos una gran dificultad por aquellos años en Florencio Varela! ¿Cuál? Nuestros jóvenes tenían que viajar largas horas para acceder a la educación superior o pagar para acceder a una privada un tanto más cercana.

Afortunadamente otro varelense comprometido, un gran amigo y compañero, Carlos Kunkel, tenía el mismo anhelo y rápidamente nos pusimos a trabajar codo a codo en aquel proyecto. Fue él, como parte del por entonces Grupo Calafate, quien me acercó a Néstor Kirchner, quien todavía era gobernador de Santa Cruz y recién comenzaba a caminar nuestra provincia como candidato a presidente.

En una extensa charla privada que tuve con él le pude contar de nuestro gran sueño y las dificultades que tenían nuestros jóvenes para acceder a la educación. Me escuchó y unos pocos años después invirtió a través del Estado como ningún otro para fundar lo que hoy conocemos como la UNAJ, algo que refrendó Cristina Fernández al inaugurar durante su gestión esta casa de estudios. Ambos lo hicieron posible.

No pretendo aburrirlos o extenderme demasiado en este tema, que hoy es parte de la historia viva de nuestro pueblo, pero realmente creo que es importante para conocer la trascendencia que tuvo este jueves el lanzamiento de las becas estratégicas Manuel Belgrano.

Acompañé al presidente, Alberto Fernández, el gobernador, Axel Kicillof, y el intendente Andrés Watson, en esta gran inversión de $3700 millones para 24 becas de estudio para promover el acceso, permanencia y finalización de los estudios de grado, tal como lo proyectamos en un inicio.

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